Mi historia comienza en Gualaceo, Ecuador, un lugar lleno de paisajes verdes y tradiciones familiares. Allí nací y di mis primeros pasos. Sin embargo, la distancia apareció muy temprano en mi vida: mis padres viajaron a Estados Unidos cuando yo era apenas una niña, dejándome al cuidado de mis abuelos. Durante esos años, ellos y mis primos se convirtieron en mi familia más cercana, mis compañeros de juegos y aprendizaje. Su cariño y el calor de mi hogar en Gualaceo fueron mi refugio mientras crecía sin la presencia constante de mis padres.
A los 12 años, finalmente me reuní con mis papás en Estados Unidos. Aunque estaba muy agradecida por estar con ellos, no podía evitar sentir una profunda añoranza por mis abuelitos y primos que seguían en Ecuador. Las llamadas telefónicas y las cartas eran el puente que mantenía vivo nuestro vínculo, pero sentía que faltaba algo más concreto, algo que pudiera acortar la distancia de un modo más tangible.
Con el tiempo, entendí que no era la única viviendo esta realidad. Muchos de nosotros, migrantes, llevamos en el corazón la nostalgia por la tierra que nos vio nacer, por la familia que dejamos atrás. ¿Cómo conectar esos dos mundos separados por kilómetros de distancia? Fue así como nació la idea de Envia Flores Ecuador.
La misión no es simplemente entregar un arreglo floral o una canasta de frutas: es reconstruir ese lazo entre quienes partieron y quienes se quedaron, recordarle a un abuelo que su nieta, ahora adulta, piensa en él; decirle a una prima que, aunque la vida nos haya llevado lejos, la recordamos con cariño. Nuestra esencia es acercar los hogares, las sonrisas y los afectos a través de detalles llenos de significado.
Con cada entrega, revivo un poco de mi propia historia: esa niña que extrañaba a sus abuelos y primos ahora puede facilitar que otros, en su misma situación, envíen un pedacito de su amor a Ecuador. Ya no solo son flores, frutas o víveres, es un mensaje de “te pienso”, “te extraño” y “te quiero” convertido en un regalo palpable.
Hoy, Envia Flores Ecuador es más que un negocio: es el reflejo de mi propia experiencia, de mis raíces y de la necesidad universal de permanecer conectados a quienes amamos. Cada foto y video que compartimos después de la entrega, cada sonrisa capturada y cada agradecimiento recibido, me recuerdan el propósito que dio origen a esta idea: unir corazones a la distancia, para que la nostalgia se convierta en un puente de amor en lugar de una barrera insalvable